Para los primeros santos, la Iglesia era más que un lugar donde escuchar sermones los domingos. En las revelaciones, se utilizaban palabras como causa, reino, Sion y, muy a menudo, obra. Eso pudo haber sido en parte lo que atrajo a la gente a la Iglesia restaurada. Por mucho que amaran la doctrina, muchos también deseaban algo a lo que pudieran dedicar su vida. Aun así, no fue fácil obedecer el mandato del Señor de 1830 de congregarse en Ohio. Para muchos, significaba dejar casas cómodas para dirigirse a un lugar desconocido a orillas de la civilización (véase “Voces de la Restauración: El recogimiento en Ohio”). Hoy en día podemos ver claramente lo que esos santos podían vislumbrar solo con el ojo de la fe: el Señor tenía grandes bendiciones esperándolos en Ohio.La necesidad de congregarse en Ohio hace tiempo que pasó, pero los santos de hoy en día se siguen uniendo en torno a la misma causa: la de “establecer Sion” (Doctrina y Convenios 39:13). Como a esos primeros santos, se nos invita a abandonar “los afanes del mundo” (Doctrina y Convenios 40:2) y confiar en la promesa del Señor: “Recibirás […] una bendición mayor que cualquiera que hayas conocido” (Doctrina y Convenios 39:10).Véase también Santos, tomo I, págs. 111–113.