No lejos de la desembocadura del Guadalquivir, se extendía el que los romanos llamaban Lacu Ligurtinus, reducido ahora a una extensión pantanosa. Desde aquél espejo de agua, el río discurría hacia el mar entre ramificaciones; y una de las islas formadas en su desembocadura se alzaba, ala parecer, Tartessos, con la cual algunos investigadores, entre ellos el alemán Adolf Shulten, identifican la...