Mike Agassi, el padre de André Agassi, inventó una máquina lanzapelotas diabólica para obligar a su hijo de siete años a devolver misiles amarillos lanzados a 180Km/h a una altura superior a la que sus brazos llegaban, obligándole a saltar y a perfeccionar su técnica.
Os leo las páginas 40 y 41 de OPEN, las memorias de André Agassi. Un repaso a 30 años de su vida personal y deportiva donde recuerda el dragón de aluminio que le atemorizaba en la pista de tenis construida por su padre en la patio trasero de su casa en Las Vegas.
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