
En este segundo capítulo, Santa Claus vuelve a conectar desde el Polo Norte para compartir una jornada marcada por el entusiasmo, el humor y el caos inevitable que provocan los inventos del duende. Esta vez, el protagonista es el “Clasificador de Juguetes por Humor”, un artefacto que termina diagnosticando a todos los juguetes como “traviesos”, mientras el taller se llena de cajas caídas y un tren eléctrico corre sin control entre cintas y lazos navideños. Santa mantiene su buen ánimo mientras intenta ordenar la situación, comenta las ocurrencias del día y comparte una carta especialmente divertida de un niño curioso que quiere saber cómo se convence a un reno que no quiere volar.
Entre anécdotas del desorden inaugural de los duendes, un taller convertido en telaraña de papel de regalo y villancicos que envuelven el ambiente, el episodio transmite la esencia cálida de la temporada. Santa reflexiona sobre la importancia de la buena actitud incluso en medio del caos, mientras su compañero, siempre torpe pero entrañable, reconoce que a veces desordena más de lo que ayuda, aun así poniendo el corazón en cada intento. Con humor, cercanía y el espíritu navideño en su punto más alto, este capítulo sigue construyendo la historia diaria que acompaña a los oyentes rumbo a una Navidad llena de encanto.