Dice la escritura en Números capítulo 13 que el patriarca Moisés envió a 12 espías para explorar la tierra prometida. Y Entre ellos iban dos jóvenes llamados Josué y Caleb. Después de haber reconocido la tierra, los espías regresaron 40 días después, y trajeron grandes frutos de aquella tierra, entre ellos trajeron higos, granadas y uvas, y dieron este informe a Moisés diciendo: V.27.“Canaán es una buena tierra, pero las personas de aquella tierra son fuertes, y las ciudades tienen muros muy altos, y no tan solo eso, sino que los muros están fortificados, además están allí los hijos de Anac que son hombres gigantes”.
Pero dice la escritura que el joven Caleb dijo delante de Moisés: en Num. 14.7 “¡La tierra por donde pasamos para reconocerla es tierra en gran manera buena, si el Señor se agradare de nosotros, él nos entregara esta tierra, tierra que fluye leche y miel, no temáis a este pueblo porque nosotros nos los comeremos como pan y con nosotros está el Señor, no les tengan miedo” la actitud de los otros 10 espías fue contraria: “cuando dijeron No vayamos, porque la gente de allí es enorme, y más fuerte que nosotros, y aparte de eso son como gigantes.
Los 10 espías influenciaron a los israelitas con desánimo. Dice la palabra que la multitud hablo de apedrearlos pero la gloria del Señor se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel, para evitar que fueran apedreados. El Señor les dijo; Hasta cuando no me creerá este pueblo con todas las señales que he hecho entre ellos. Yo he perdonado a este pueblo pero todos los que vieron mi gloria y mis señales, que he hecho en Egipto y en el desierto, y no han oído mi voz, no verán la tierra, ninguno de los que me ha tentado la verá” pero mi siervo Caleb si entrará, por cuanto hubo en Él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le introduciré en la tierra.”