El desprendimiento genera principalmente un dolor emocional, ya que implica la ruptura de un lazo afectivo que tenía un significado importante. Este dolor surge del apego y la conexión que se tenía con una persona, una situación o incluso un objeto con valor sentimental.
Sin embargo, también puede generar un dolor lógico oracional, en el sentido de que la mente comprende la pérdida y evalúa sus consecuencias, lo que puede generar preocupación, incertidumbre o estrés. Aun así, el impacto más fuerte suele ser emocional, ya que el apego y la costumbre crean una sensación de vacío y duelo.