Dios estableció que los hombres, o sea todas las personas, mueran una sola vez y después de eso el juicio. Así todos estamos a sólo un paso de la muerte ya que nuestra vida pende de un hilo en las manos de Dios y no sabemos cuándo se cortará.
La vida en la Tierra es pasajera y corta pero la vida del alma es eterna, y no prepararse para esa vida es necedad.