En 1984, una pareja se mudó a una casa de campo en Dodleston, Inglaterra. Allí, una computadora -sin ninguna clase de conectividad- comenzó a recibir mensajes crípticos de supuestas épocas olvidadas.
Los mensajes tenían palabras y fechas que desafiaban la cronología convencional. El fenómeno abrió interrogantes sobre la posibilidad de comunicación a través del tiempo. Este enigmático caso sigue siendo analizado como un posible portal temporal.