< S. Mateo 24

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[1] Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
[2] Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
[3] Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
[4] Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
[5] Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
[6] Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
[7] Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
[8] Y todo esto será principio de dolores.
[9] Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
[10] Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
[11] Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
[12] y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
[13] Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
[14] Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
[15] Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
[16] entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
[17] El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
[18] y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
[19] Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
[20] Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;
[21] porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
[22] Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
[23] Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
[24] Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
[25] Ya os lo he dicho antes.
[26] Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.
[27] Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
[28] Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
[29] E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
[30] Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
[31] Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
[32] De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
[33] Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
[34] De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
[35] El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
[36] Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.
[37] Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
[38] Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
[39] y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
[40] Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
[41] Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
[42] Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
[43] Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
[44] Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
[45] ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
[46] Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
[47] De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
[48] Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;
[49] y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,
[50] vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe,
[51] y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.