< S. Juan 13

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[1] Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
[2] Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase,
[3] sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
[4] se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
[5] Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
[6] Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
[7] Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
[8] Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
[9] Le dijo Simón Pedro: Señor, no solo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
[10] Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
[11] Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
[12] Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
[13] Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.
[14] Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
[15] Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
[16] De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
[17] Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
[18] No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
[19] Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.
[20] De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
[21] Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
[22] Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
[23] Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.
[24] A este, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.
[25] Él entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
[26] Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquel es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
[27] Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.
[28] Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.
[29] Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
[30] Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.
[31] Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
[32] Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará.
[33] Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.
[34] Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
[35] En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
[36] Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después.
[37] Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
[38] Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.