< Gálatas 1

Listen to this chapter • 2 min
[1] Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),
[2] y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:
[3] Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo,
[4] el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,
[5] a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
[6] Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
[7] No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
[8] Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
[9] Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
[10] Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
[11] Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;
[12] pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
[13] Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba;
[14] y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.
[15] Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
[16] revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,
[17] ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.
[18] Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;
[19] pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.
[20] En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento.
[21] Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia,
[22] y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo;
[23] solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.
[24] Y glorificaban a Dios en mí.