< Efesios 2

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[1] Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
[2] en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
[3] entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
[4] Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
[5] aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
[6] y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
[7] para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
[8] Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
[9] no por obras, para que nadie se gloríe.
[10] Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
[11] Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.
[12] En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
[13] Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
[14] Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
[15] aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
[16] y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
[17] Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;
[18] porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
[19] Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
[20] edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
[21] en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
[22] en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.